El profesor es una parte importante en esta convivencia y un elemento clave en la resolución de los conflictos que en ella se produzcan. El modo de ver y tratar el conflicto no es igual para todos los profesores, incluyendo desde los que sienten cierta añoranza a los métodos de antaño hasta los que intentan ser un “colega” para los alumnos, ambas posturas con sus ventajas e inconvenientes.
El conflicto puede venir también desde fuera del aula, a nivel institucional, dándose posturas del profesorado ante el conflicto que no tienen porqué coincidir con la filosofía del centro recogida en los documentos programáticos del mismo.
Me pregunto hasta qué punto el profesorado carece de recursos básicos para afrontar diferentes soluciones, para mantener una armonía entre el grupo, del que es un miembro más, de tal modo que sea capaz de detectar los conflictos, analizar las repercusiones del problema y establecer estrategias para afrontarlos; no me refiero sólo a instrumentos o habilidades para controlar la disciplina, sino más bien a la capacidad o habilidad para empatizar con los alumnos, para dialogar y negociar, para reconocer los límites y las posibilidades del grupo.
Mi propuesta sería, en primer lugar, que el profesorado sepa cuáles son las normas de convivencia del centro (derechos y deberes) y se implique en su implementación desde la responsabilidad y convencimiento de que tiene un papel importante como ‘movilizador’ de las conciencias de sus alumnos; posteriormente, sería necesario que los profesores conocieran la realidad de los conflictos fuera del aula: costumbres de otras culturas, distintas formas de concebir la vida social, concepto de “implicación en el grupo” e “individualidad” que tienen los alumnos... conocimiento que, además de ser fruto de la inquietud e interés de los profesores individualmente, podrían facilitar los centros a través de cursos de formación, seminarios y charlas formativas e informativas.
A mi juicio, éste sería un camino para que el alumno no percibiera al profesor como “el enemigo”, sino como alguien que se interesa por ellos, por lo que piensan y sienten, alguien capaz de hacerles partícipes de la necesidad de su responsabilidad e implicación en su vida diaria, dentro y fuera del aula, en su propio beneficio y en el del grupo al que pertenecen, ya sea familia, amigos, sociedad... o en cualquier otro ámbito en el que deban convivir con otros.
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4 comentarios:
Los profesores no añoramos los métodos de antaño que en nuestras carnes sufrimos, pero sí un poco del respeto y consideración que merecemos y exigimos.
La disciplina bien entendida es imprescindible en el aula porque el aula no es un mundo aparte de la realidad y porque los alumnos de la enseñanza obligatoria no están maduras para elpleno ejercicio de sus derechos.
Es cierto que muchos profesores adolecen de falta de formación pero lo que el profesorado siente es una absoluta indefensión y abandono por parte de la sociedad hacia su labor.
Un profesor tiene que necesariamente y por ley conocer el ideario y normas del centro presentes en los documentos base del centro de los que sus programaciones de aula han de ser desarollo y contextualización.
Es cierto que la figura del profesor en muchos casos para los alumnos se convierte en la de un enemigo, pero debemos ser realistas y entender que esto es algo que de una forma u otra siempre se ha visto asi por los estudiantes. Bajo mi punto de vista, el problema realmente complejo es el que surge cuando un profesor se enfrenta solo a la resolución de conflictos.
Es muy complicado solucionar un conflicto de aula cuando el centro y resto de docentes no se ven ni implicados en él ni se muestran colaboradores, y aún lo es más cuando la formación de los docentes es escasa en cuanto a técnicas y metodologías para solucionar este tipo de problemas.
Pienso que el problema principal de la resolución de conflictos en el aula por parte del profesor no se acrecienta tanto por la forma en que los alumnos ven a éste si no por lo "desarropado" que se encuentra cualquier profesor frente a situaciones conflictivas.
El ideario del centro suele responder a cuestiones generales de disciplina pero no resuelve los conflictos que surgen cada día donde realmetne hay que mediar para que otros más graves no se produzcan.
El profesor debe conocer ese ideario pero aun con ello no resuelve los problemas que se Sería necesario tener más horas disponibles para que el tutor de cada aula pudiese trabajar ciertos valores que rigen la convivencia de una forma más directa. Trabajar la cohexión del grupo, la resolución de conflictos, la mediación...pero, para ello, se necesitarían horas de tutoría que, por el momento, en los horarios de primaria,no existen.
El papel del profesorado es importante, las reglas han cambiado, las clases no son homogéneas como antes, el clima de clase hay que hacerlo propicio cada día, en resumen hacerse con una clase es un arte que debe dominar el profesor, para ello hay que formarse y sobre todo dirigirse cada día a clase con entusiasmo y alegría
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