domingo, 11 de noviembre de 2007

La competencia emocional, factor clave de la convivencia escolar.

La inteligencia emocional es la capacidad o habilidad que tenemos las personas para controlar y equilibrar nuestros sentimientos, haciéndonos conscientes de nuestras carencias y potencialidades, de tal manera que podamos regular nuestras acciones y superar nuestras frustraciones.

El desarrollo de la inteligencia emocional, además de ayudarnos a regular nuestros procesos cognitivos y de aprendizaje, nos permite también empatizar con otras personas, comprender a los demás, de tal manera que las relaciones que establezcamos sean productivas para ambas partes.

El desarrollo de la inteligencia emocional desde la escuela es un medio de incrementar el sentimiento de pertenencia al grupo y la capacidad de trabajar en equipo. La ventaja es, por tanto, doble: a nivel de grupo/social, favoreciendo la cohesión e implicación en el bien común; y también a nivel individual, puesto que permite potenciar el desarrollo personal y mejorar el rendimiento académico.

Para lograr un adecuado contexto para la convivencia escolar, desde la escuela se debe insistir en la enseñanza del manejo de las emociones y los sentimientos (la rabia, la impulsividad, la ansiedad, la inseguridad, la autoestima...) de tal modo que los alumnos adquieran una competencia emocional y social tal que sean capaces de solucionar los conflictos que se puedan encontrar en su día a día, tanto a nivel intrapersonal como interpersonal; La competencia emocional y las habilidades sociales de alumnos y profesores determinarán sus interacciones sociales y el clima de la convivencia escolar.

Parece que socialmente interesa más ver sólo la parte negativa del conflicto, los casos más conflictivos y llamativos, especialmente desde los medios de comunicación; es necesario ensalzar la parte educativa de la resolución de los conflictos: la adquisición de habilidades sociales tales como el diálogo, la comunicación, el debate..., que facilitan un clima de relaciones positivo que, a su vez, mejorará la disposición a solucionar los conflictos del día a día, no sólo en el ámbito escolar, sino en la vida cotidiana de los alumnos, como parte de una formación integral.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin competencias emocionales la convivencia es simplemente imposible.
No comparto la idea de que incrementan el sentimiento de pertenencia al grupo, sino la propia identidad personal y con ella la grupal y cultural que ha de ser correctamente asimilada. Pero no es necesario tener sentimiento de pertenencia sino la habilidad social sufiente para hacer valer tus derechos sin ignorar los del otro.
Tampoco comparto que mejore el rendimiento académico que es algo que depende de los procesos cognitivos básicos de cara a las tareas escolares, ya que la capacidad de automotivarse no ha de dirigirse necesariamente al ámbito escolar.
Tampoco es lo mismo emoción que sentimiento. Las emociones son básicas e iguales para todos, pero la carga afectiva-cognitiva de las que las dotamos generan sentimientos propios i distintos en las personas.

Anónimo dijo...

El aprendizaje y desarrollo de las emociones son imprescindibles para cualquier resolución de conficto y por lo tanto para la convivencia en el aula.
Considero que el desarrollo de estas actitudes no son un elemento clave para el rendimiento escolar, pero si creo que lo son para adquirir la propia identidad y a su vez la de pertenencia a un grupo.
Y debemos de tener en cuenta que la pertenencia a un grupo sobre todo en niveles primarios es fundamental para el desarrollo escolar en su sentido más amplio.

Anónimo dijo...

Y considero que es muy importante formar al profesor para que pueda formar al alumno en el manejo de sus emociones. Eso es algo que se olvida. Un profesor de matemáticas estudia 5 años de matemáticas y 6 meses de pedagogia (el que lo da).
Para el nivel que tiene que dar le sobran 4 años de matemáticas y le faltan muchas herramientas para la educación.